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BIENVENIDA A LOS LECTORES

En este blog encontraran los esfuerzos literarios de un grupo de amigos reunidos por su amor a la escritura que buscan difundir a todo el mundo los recovecos de su alma plasmados con la impronta dejada en estas letras

31/12/11

¿?


¿Cuál es tu gracia?
¿Cuánto resistes hasta quebrarte?
¿Qué palabras te niegas a pronunciar?
¿Existen secretos de los que no puedas escapar?
¿Cuánto absurdo te consideras capaz de tolerar?
¿Estás apto para la secuencia de los días?
¿Niegas el origen de las consecuencias?
¿Te duele la  ausencia?
¿Ante quienes te presentas?
¿Me conoces?
¿Escuchas las sugerencias?
¿Prefieres la calma o ser intrépido? 
¿Ese es tu nombre o prefieres las mentiras?
¿Me darás alguna respuesta?
Quizás algún día te lo pregunte, sólo por curiosidad....

DC

27/12/11

PASAJERO A LA HABANA



Durante muchas horas la joven Sofía aguarda, en el albergue portuario, al único carguero norteamericano que operaba del continente a las selvas de Cayena, luego de firmarse la paz entre Estados Unidos y Francia. Lo habían bautizado con el impactante nombre de “Repùblica de Lituania”.
Sofía se paseaba impaciente por la cubierta del barco, que después del amanecer,  se introdujo en una espesa niebla. Una suave y canosa voz le pregunta: “que te han contado de mi”¿quién eres? responde Sofía  una figura perfilada en la espesa niebla contesta:”soy Jean Lafitte, corsario francés, abandonado a su suerte por sus compatriotas después del tratado de paz.
Mi  actual misión, establecida por el supremo, es advertir a los viajeros en esta ruta a la Habana, que fenómenos extraños los esperan al cruzar el mar de Los Sargazos. Los pasajeros y tripulantes no deben temer, son amigos de los humanos y los quieren ayudar. Inmediatamente desaparece la sombra y la niebla.
El día siguiente, amanece espléndido y luminoso, el capitán ordena apurar la marcha para llegar a Cuba y descargar el  cargamento de tablas de construcción y caoba que será enviado a Barbados, porque estaba totalmente desforestada. Los ebanistas embellecerían las residencias de Oistin, famosa por sus pisos bolados a la manera normanda.
Antes de divisar las costas de la isla, otra espesa niebla volvió a cubrir el República de Lituania. Lafitte vuelve a entrevistar a la joven, diciéndole:”quiero presentarte unos amigos”. Inmediatamente, se acercan dos figuras muy altas, vestidos con trajes celeste  brillantes, que tienden su mano y acarician la cabellera de Sofía, diciéndole:”Estamos para ayudarles y queremos que se lo  transmitan a sus habitantes cuando lleguen a la Habana. En en el futuro muchas cosas cambiarán en la isla y serán reconocidos mundialmente por sus intervenciones en eventos deportivos  y el desarrollo de su medicina. Sofía, aterrada por la visión, cae desmayada en cubierta. Cuando reacciona a los tres horas, está en el camarote del capitán y le trasmite el mensaje de los visitantes, recibe por toda respuesta: “hace años que no creo en Lafitte, como buen pirata es un mentiroso”. Después de desembarcar el gobernador  pegunta al capitán:”¿Que mensaje nos trae de Jean Lafitte?.Sofía desciende del barco cubierta con un halo   celeste brillante.
LAZARO

15/12/11

VIAJE AL ALTIPLANO



Toribio Rampolla, por ser lento como un caracol, sudaba a mares en la trepada al uritorco ese 11/11/ 11 a  las 11 horas.
Su compañero, el científico mister James Tomas Wilkinson de la universidad de Chicago, apuraba el paso porque ya eran las 10hs. 15 minutos y querìa estar en la cima a la hora precisa. Finalmente llegaron a horario.
Ya en la cúspide del cerro, se abre un  hoyo muy profundo  y ambos son absorbidos por un fuerte viento frio que los sumerge en un lago subterráneo .Alli son rescatados por una embarcación confeccionada con juncos. el profesor wilkinson pregunta a su salvador:”¿qué hace esta embarcación acá, si son las que se usan en Bolivia para navegar por el lago Titicaca?el nauta le responde extrañado:¿”y donde creen que se encuentran?.Pero eso no me extraña, los  norteamericanos, no nos creen”.
Después en la orilla, Toribio es un saco de nervios y presuroso se dirige a un lugareño, en busca de un transporte que los regrese a Capilla del Monte, donde dejaron sus pertenencias .el solícito residente  trajo un par de cebras ensilladas, a lo que el profesor le manifiesta: "es imposible utilizar esos animales, no son bestias de silla," pero el aborigen le reprocha: "es que son los únicos que abundan por aquí y es muy fácil capturarlos”. Finalmente Rampulla y Wilkinson aceptan regresar montados en dos llamas que regalaron al fotògrafo en la plaza de capilla del monte para retratar con los turistas
Wilkinson regresó a su universidad, convencido que Rampolla, nunca relataría lo sucedido , porque miente más que los ladrones.                
LAZARO 

8/12/11

EL FLOJO CARLOS


Aquella mañana, Carlos Bevaqua  se despierta con el pijama tan húmedo como sus  sábanas , además lo embarga una gran tristeza. Se siente profundamente deprimido. luego va al baño ,se inspecciona las conjuntivas se mira la lengua, buscando que podía ser esa rara sensación. 
Decide retirarse al dormitorio   para luego darse una ducha. Al dejar el baño, ve donde había estado parado, unos pequeños charcos de agua en el lugar que apoyó sus talones.
Regresa a ducharse, acomoda prolijamente en el toallero su pijama,  baja la tapa del retrete,  y se sienta tomando su cabeza con las manos,  apoyando los codos  en las rodillas. Con la mirada fija en sus pies, nota como se transforman y se queda dormido.
Cuando su señora regresa de hacer las compras a, comienza a buscar  por toda la casa, y  al no encontrarlo decide ir al baño,  donde està  solamente el pijama, colgado en la percha  y un gran charco de agua  al pie del inodoro. Carlos había desaparecido.

LÀZARO

26/11/11

la amiga de Elena

GEORGE GERSHWING, UN AMERICANO EN PARIS cuadro de Miguel Covarrubias

La Amiga De Elena
de Luis Alberto Guiñazú
Conoció a Andrés en el baile donde fue acompañando a su amiga Elena.
Él la invitó a salir. Ella acudió a la cita a escondidas de su familia convencida por Elena, que para la ocasión le prestó un vestido.
Andrés era el primer chico que le atraía, algo mayor, simpático, aunque feúcho, la hacía reír con sus ocurrencias.
En esa primera cita, él le puso el brazo sobre sus hombros y deslizó la punta de sus dedos debajo de la blusa. Ella no supo cómo reaccionar, ni remotamente su abuela con la que vivía, le había hablado al respecto.
Pasada la sorpresa, aunque le gustó el cosquilleo de ese subrepticio contacto, se sintió invadida, humillada, y la cachetada restalló, pero sin convicción.
En los siguientes días, Andrés pasó repetidas veces por enfrente de su casa. Aunque ella no tenía conciencia del porqué se escondía para no ser vista.
Al fin, la persistencia tuvo su fruto. Se encontraron en el almacén.
Tras los pedidos de disculpas, Andrés insistió en volver a verla. La joven accedió: sería en el baile a donde acompañaría a su amiga Elena.
Andrés se apersonó apenas llegaron y desde ese momento bailaron toda la noche.
El aliento a cigarrillo barato de él la inundaba en cada beso Se sobresaltó cuando le introdujo la punta de su lengua entre sus labios.
La presión del abrazo sobre su espalda la impelía a estrecharse, sintiendo contra sí toda la exaltada masculinidad, que la llevó a un estremecimiento, a un cosquilleo, a una desconocida y agradable humedad. Excitación que la arrastró a la necesidad de estrecharse aún más a su acompañante.
Con desgano abandonaron la pista cuando la orquesta anunció un receso.
Elena y su novio los esperaban en la mesa.
Los muchachos las convidaron con fernet y coca. Uno de ellos repartió pastillas -“Para no sentir el cansancio y el calor”-dijeron.
Elena y su amiga comenzaron a reírse como locas ante cualquier pavada.
A la amiga de Elena no le importó, que por debajo de la mesa, Andrés incursionara con su mano entre sus piernas.
De regreso al barrio marcharon por calles oscuras.
La amiga de Elena iba mareada, con un persistente dolor de cabeza.
De pronto, apareció un grupo de muchachotes que se pelean; preventivamente se alejaron desviándose de su camino habitual.
Detuvieron su andar en una plaza oscura; se sentaron sobre el césped, entre los árboles que volvían umbroso el lugar. Allí, cada pareja consumó sus designios.
Con casi quince años, por su delgadez y la poca vigilancia de la abuela, pudo mantener en secreto el embarazo, hasta que estuvo muy próximo a su culminación.
El médico la llamó a un aparte, le informó que tenía Sida y por culpa de no haber atendido el desarrollo de la gestación, el bebé también estaba infectado.
La abuela rechazó horrorizada el hacerse cargo de ambos.
Hoy, con su bebé a cuestas, incursiona por los ómnibus, dando estampitas a cambio de unas monedas.

5/10/11

Vuelo

Un día se abre la puerta de la jaula, 
el pájaro parece haber olvidado que tiene alas.
La angustia de no saber qué hacer con su libertad lo conduce al borde del abismo.
Se arroja al vacío con el deseo de morir poéticamente.
Un grito desesperado despierta su canto y abrazando el precipicio se eleva liviano.
Morir y nacer duran un instante. 
Y después?

Denise



23/9/11

SIN PALABRAS


un tren a horario

En ese túnel, solo descubro una sombra…De dos personas que acariciaban mutuamente sus cuerpos con un frenesí inusitado, despertando cada  caricia  un temblor de gozo en el otro, a la vez que èl miraba su llamativo reloj pulsera. Como un morboso fisgón disfruto de la escena, que tan gratuitamente se me brindaba. No entiendo el porqué no se dicen ni una palabra, solo se acarician y restregan sus cuerpos entre sí, sin emitir sonido alguno, pero   en mi perversa imaginación estaba pergeñado el final. 
De pronto, sentí un agudo y penetrante silbato, que me hizo   rápidamente dar un paso al costado y girar mi cabeza hacia las vías. Apareció en ese momento un enorme tren con pitadas breves y profundas: al tomar conciencia de ello, a gritos trato de advertir a la pareja, sobre  su proximidad; sin recibir  respuesta alguna. En vano traté de detener el tren agitando mis brazos, ya  que  venía  a toda velocidad se dirigía hacia ellos. Salté fuera del túnel y pude  ver cómo  ingresaba al túnel,  dando profundas y reiteradas pitadas; imaginé lo peor. Después que pasó, seguí por detrás con la idea de ver un desparramo de cuerpos mutilados, pero cuál fue mi sorpresa, no encuentro nada, como si no hubiera habido  nadie en dicho lugar.
Comienzo  a seguir las vías hasta el pueblo cercano.  Cruzo de la estación hasta la plaza y llego a un gran bar en  una esquina. Me  acerqué  a la barra y  comenté  la experiencia al encargado, recibiendo por toda respuesta,  que no me hiciera problema, porque que eran Cacho y Tita, una pareja de sordomudos,  que están convencidos que el túnel,  es el único lugar donde pueden hacer el amor fuera de la vista de perversos espìas.

LÀZARO

10/9/11

TODO AL AIRE

paseo en Carlos Paz

Desde el globo, se veía la ciudad  que gozábamos en  el esplendor del verano. El paisaje  se nos ofrecía  majestuoso, con el lago en toda su extensión, enmarcado por las sierras. Hasta la torre del complejo El Pato, una de las estafas al banco de Córdoba mejor pergeñadas, me parecía imponente. Habíamos contratado el viaje con un matrimonio de jubilados,  a los que se  acopló una pulposa turista francesa, que subió para practicar con nosotros su castellano. Yo, que llevaba los prismáticos, comentaba con mis compañeros los distintos puntos que se podían observar 
En determinado momento, la turista francesa se apoyó  en la barquilla y al retirarse asustada, por sentir una astilla sobre el pecho, dejó enganchada la blusa. Su dotada anatomía  era acariciada por la suave brisa que arrastraba el globo, mientras con desesperados ademanes trataba de cubrirse con un pañuelito que tenía en el cuello.
 Al acercarme a  la baranda para que no se sintiera molesta,  dado al reducido espacio del lugar, me apoyé sobre el borde y la hebilla a presión de mi cinturón se aflojó. El vaquero de corderoy cayó arrastrando en su viaje hacia los tobillos. Los calzoncillos, que tenían flojo el elástico  dejaron mis nalgas completamente a merced de la brisa en las alturas. La pareja de jubilados no podía creer el espectáculo del cual estaban participando  y abrazándose desviaron su mirada a las estribaciones de las sierras grandes. El momento más trágico fue, cuando con los prismáticos en una mano procuraba levantarme los vaqueros con la otra. 
El conductor del globo cerró el gas, e inmediatamente comenzamos a descender en la costanera de Carlos Paz. Luego se comunicó con los de la pista, para que nos fueran a buscar al puente.
Después que la turista francesa emitiera profundos suspiros guturales acomodándose la blusa, y yo pusiera mis prendas en el lugar debido, descendimos de la barquilla para dirigirnos  a la camioneta que nos regresaría al hotel.
Los cuatro, compartimos la mesa del almuerzo. Con el ánimo más distendido, dirigiéndome a los jubilados, humildemente les pedí perdón por los momentos vividos causa del accidente . La señora, mirándome con ternura, me dijo: “Me pareció tan insólito,  soy yo quien le debo pedir perdón, ya que no atiné a ayudarlo con los prismáticos en esos momentos tan difíciles”.
La turista francesa me miró  extrañada, diciendo en perfecto castellano: “la verdad  que debido al percance  con la blusa, no me di cuenta de su problema con los prismáticos y levantando su copa, propuso un brindis por los maravillosos paisajes que habíamos contemplado.

LAZARO

7/9/11

CON PESIMA MEMORIA

no hay que apurar el trago
Me encontrè con los amigos de siempre en el bar del Monchi, frente a casa, para festejar el día del amigo.
Ese día estaba feliz, por  encontrarnos a disfrutar, algo tan caro a nuestros sentimientos, por haber sido compañeros de la escuela y de nuestras travesuras de la escuela primaria y de las audacias del secundario.
Ese día decidí que eran mis invitados y  me haría cargo del consumo en el coqueto bar del  vecino. Después que despedí a mis amigos quedé solo, cavilando sobre esa juventud tan alegre que pasé con ellos.
Como a la una de la mañana, se acercó el mozo con la remanida frase:”tengo que entregar la caja, ¿me podrá abonar ahora?,le entreguè el importe de la consumisiòn y como  quedaba   medio vaso de wisky, lo apuré en un solo trago.
Cuando quise ponerme de piè perdi completmentela estabilidad y me fuì de bruses, con  mi rostro contra el piso. Inmediatamente pensé, no se puede tomar de golpe medio vaso de wisky, Me habían previsto, puede hacerte mal y marearte inmediatamente,. Al ser tan tarde, no querìa que mi señora reaccionara como siempre , con un escándalo e improperios que creo no merecer.
Me apoyè sobre los codos, me arrastré hasta la puerta del negocio y me tomè del picaporte , una vez parado, salí al exterior para cruzar la calle rumbo  a mi casa, no hice ni dos pasos y otra vez al piso. Volvieron a retumbar esas palabras de “nunca tomes un vaso con whisky de golpe porque hace mal”.Volví a arrastrarme hasta la puerta de casa y prenderme del picaporte, al ingresar volvì a perder el equilibrio y otra vez al piso.,Como no querìa que mi mujer  despertara, me arrastrè hasta el borde de la cama: me incorporé y  recosté lo más suave que pude.
Al otro dìa, mi esposa me despertó a los gritos reprochándome:”otra vez chupando con tus amigos en el bar del frente” a lo que respndì “:Te lo juro amorcito, no probé ni una gota de alcohol,¿Por qué me dices eso?.Ella furiosa me contestò:”Porque hablaron del bar de Monchi, avisando que te habías dejado la silla de ruedas,idiota”
LAZARO

28/8/11

Rey


La fiera descansa, se regocija en su lecho
le arden las tripas por tanta sangre joven.
A nada le teme, ha visto la muerte
en los ojos de otros…

En  las noches de furia
el horizonte desangra
su soberano andar.

Este infierno de circo
cambalaches peregrinos
en los caminos rotos
de la inmensa nada.

La fiera está cansada
su mirada fría y resignada
aguarda la llegada del joven
atrevido, insolente, dispuesto a matar.

En la noche cerrada
que se ha tragado las estrellas
nuestro rey bosteza y se traga la tierra.

Relame sus garras
aún manchadas con sangre fresca,
le pesan los ojos como su vida entera.

El final llega si proezas
antes de morir lamenta
no haber conocido a quien
capaz de darle muerte fuera.

27/8/11

COMO CON CHICHE NUEVO

  el balero perdido
Aquel día, Alberto se levantó con  ganas de ordenar el desván;  estuvo toda la mañana sacando cosas y recordando de quiénes eran, hasta que descubrió, metido en una vieja caja de cartón,  un balero de madera.  Intentó jugar con èl y descubrió que le quedaba bastante habilidad, fue a su habitación y comenzó a practicar, recordando momentos de su infancia.
Era tanto el entusiasmo, que no almorzó por jugar con su balero antiguo. Durante la siesta  tuvo a su mujer los dos hijos y la suegra frente a él, haciéndoles demostraciones con el balero.
Al llegar la hora de ir al estudio, lo primero que puso en su maletín entre los expedientes, fue sin duda el balero. En la oficina, lo  sacó  del portafolio y lo puso tiernamente sobre el escritorio. Cuando llegó su socio Raùl, una persona muy nerviosa y cargado de ira, debido a la forma en  que  desarrollaban sus tareas  los empleados judiciales. Alberto le pidió le concediera unos minutitos y comenzó las demostraciones con el balero;  jugaba y jugaba mientras Raúl lo miraba con paciencia y atención  fingidas.
Hoy, Alberto está internado en un Hospital  Privado, donde  dos eminentes proctólogos tratan se extraerle el balero con el menor daño posible.  Antes de entrar a cirugía  solicitó que: “trataran de no cortar el piolín, porque era bueno como los de antes y lo quería guardar de recuerdo”. Como siempre hizo con sus cosas de niño¡.
LÀZARO

26/8/11

HAY AÑOS DE SECA

Todos los días nos hacíamos unas cuantas rondas de mate.
Hacía tres años que en la comarca no llovía, podríamos decir con exageración. Pero la verdad,es que la temporada de lluvias retardaba en llegar. Las aguadas se habían secado, por el pequeño arroyo, el que en otros tiempos era caudaloso, no corría ni una gota, los animales se nos estaban muriendo y qué decir de la cosecha de maíz y girasol; estaban totalmente quemadas por el sol.
Con este panorama, considerábamos perdida  nuestra chacra. Pero la señora que se había criado con nosotros desde que quedó huérfana, nos dijo que fuéramos a ver a doña Zenaida, que ella podría hacer llover y salvar las tres vacas y siete cabras que nos quedaban, fuimos y Doña Zenaida, nos preguntó si éramos creyentes a lo que contestamos afirmativamente. Hizo con sal una gran cruz en el patio clavó sobre ella una más pequeña hecha con ramas que sacó del algarrobo , tirándoles encima unas yerbas que tenía en una bolsita de arpillera y mirando hacia unas  pequeñas nubes que había en el horizonte dijo, “que llueva que llueva, la vieja está en la cueva los pajaritos cantan, las nubes se levantan, que si, que no, que caiga un chaparrón y santiguándose se retiró para su casa, nosotros, mi mujer y los chicos quedamos mirándonos extrañados, recordando el viejo cantito que nos solía recitar la abuela, cuando  de niños nos asustábamos con los truenos.
Al día siguiente, amaneció  el cielo encapotado y con unos refucilos impresionantes. A media mañana se largó a llover tan torrencialmente, que el agua al escurrirse por el patio, comenzó a arrastrar algunos enseres que teníamos descuidados bajo el algarrobo.
Luego mandé a los chicos a traer las cabras al corral y  atarlas lo a los postes y así evitar que se las llevara la correntada de la calle frente a casa. A media tarde se sentía rugir al arroyo como nunca, llevando troncos, sillas y cosas que sacó de los ranchos vecinos, Nosotros lo pasamos encerrados en la cocina prácticamente todo el día. Como a las diez de la noche amainó el temporal y dejó de llover.
Al otro día nos visitó Doña Zenaida para preguntarnos si necesitábamos alguna otra cosa.
Sabíamos que nuestro hijo menor estaba con una constipación de  diez días, pero con mi señora no nos animamos a pedirle nada y ella se retiró dándonos un fuerte abrazo s, al constipado no quiso ni tocarlo, es que Zenaida sabía bien lo generosos que eran con ella sus santos preferidos.
LAZARO

25/8/11

cuento: Caluroso día de invierno

Don Nicolás, cuadro de Antonio Berni
Caluroso día de invierno
de Luis Alberto Guiñazú
Http://pasequelecuento.blogspot.com
Estamos en invierno, pero el clima está loco y hasta diría loco de remate; a las tres de la tarde la temperatura ha llegado a los treinta y dos grados. Lo vi en la televisión.
¡Con razón! , no daba más. Me saco el pulóver, luego, cambio la camisa por una remera y la camiseta manga larga por una corta; por último, también me despojo de ella.
El calor es casi insoportable después de tantos días fríos; la chomba se me pega al cuerpo. Ni soñar con poder dormir la siesta a pesar de la modorra.
Me preparo un café  y me siento a escribir mis memorias en el rincón más fresco de la casa.
Estoy solo.
De improviso hace su aparición la primera mosca; la sigo con la mirada en su revoloteo; estoy demasiado amodorrado para levantarme a buscar el insecticida, que por otro lado no creo que a esta altura del año pueda encontrar.
La lapicer se me escapa de los dedos; gira sobre la mesa. Debe haber un desnivel  pues se aleja de mí, como si se negara a que siga escribiendo mis embustes.
Lo detiene una piedra.
Alguien la dejó allí sobre la mesa: es la con que calzan la ventana en los días de viento y evitar que se golpee.
Ahora que me fijo, debajo del pedrusco hay algo amarillento. Me pregunto qué puede ser.
Tengo pereza para levantarme de la silla, tanto para buscar el traidor lápiz, como para ver qué es eso.
Entrecierro los ojos; sorbo un trago de café.
De pronto vi, o creí ver que esa cosa amarillenta se movía. ¿Es que estaría viva?
Siento cierta inquietud, pienso que sin pararme, alargando el brazo y la mano con la punta de los dedos podría alcanzarlo. Pero, dudo, ¿Y si es en realidad algo vivo?, ¿no podría ser peligroso? ¿Para qué arriesgarme?
Si tuviera la lapicera, podría empujarlo, pero está más allá.
Termino el café.
¿Por qué no usar entonces la cucharilla?, luego, en todo caso la lavaría, y si fuera necesario utilizaría un poco de lavandina.
Toco primero el guijarro.
No se mueve; suavemente elevo sobre esa cosa la cucharillita y le doy un toque suave y espero.
Nada ¿se hará la muerta?
Le golpeo entonces con más fuerza.
Casi me caigo del asiento cuando la figura amarilla da un veloz salto en el aire y va a parar al suelo. Allí se confunde con los colores de la alfombra.
Por precaución levanto los pies; una sensación de hormigueo me recorre la espalda.
Concentro la mirada sobre todos y cada uno de los arabescos del tapiz.
Lo veo, se mueve de un lado para el otro, como quien se retuerce de dolor.
¡Mi oportunidad! Bajo con fuerza mi pie derecho y le doy un tremendo taconazo.
Me paro, puntillosamente levanto el pie y veo, no sin tener un estremecimiento, ¡que aún se mueve!  
Con coraje, resolución y valentía lo tomo con mis dedos.
¡Es el envoltorio de papel del caramelo que hacía un rato le regalé a mi nieta! Ésta lo había retorcido y arrollado, dejándolo sobre la mesa al lado del canto rodado que se usa para trabar la ventana los días de viento.
¡Ya me había dicho mi médico!,  que debía hacerme ver la catarata de mis ojos, que se me está sumando a la presbicia.
Cierro la ventana y uso la traba, pues la ligera brisa se está transformando en un viento fuerte; sin duda el tiempo está volviendo a cambiar.