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BIENVENIDA A LOS LECTORES

En este blog encontraran los esfuerzos literarios de un grupo de amigos reunidos por su amor a la escritura que buscan difundir a todo el mundo los recovecos de su alma plasmados con la impronta dejada en estas letras

26/1/12

EL CRÈDULO DEL PUEBLO



Me quedé contemplando el vuelo del águila, que pasaba de norte a sur. Cuando a lo lejos divisé un jinete, intentando adivinar quien sería. Me acerqué lo más que pude y distinguí que eran dos personas. Cuando estaban a veinte metros,  descubrí  que era  el Toto.  El gaucho  de más fina estampa del pueblo, con  bucles dorados y ojos verde agua, que traía en ancas a mi china ,la Rosa Elvira.
Considerando que era una afrenta, saqué el  facón y le grité: “si sos tan macho bajáte y lavá tu culpa, el Toto se me acercó con las manos en alto diciendo:”hermano, ¿por qué pensás que quiero ofenderte”?,yo sólo traté de colaborar...  Tu mujer al salir de la iglesia me dijo que la ayudara, porque estaba descentrada la rueda‘el sulky. A mí me pareció mejor  acercarla a las casas. Para que  fueras al pueblo a ver como se solucionaba el problema; no tenía herramientas a mano. Para mí sos mi hermano del alma, desde que fuimos juntos  al colegio , ¿cómo podés creer que te agraviaría d’ esa forma? 
Quedé muy conforme con la explicación. Y  dejé  pasar muchos meses sin hablar del tema.
Al nacer nuestro cuarto chico, comenzó a bullir en mi interior una angustia irrefrenable. Sobre todo cuando veía las atenciones desmedidas que tenía la Rosa Elvira con el nene, contemplando con ternura sus rubios cabellos y ojitos claros. Fue  entonces cuando comencé a martirizarme con lo de su ida a la iglesia y la rueda descentrada.
Hoy todos los rosarios se rezan en  la galería de casa... y al sulky, solo lo uso Yo


LAZARO

DULCES SUEÑOS


El trabajo de las abejas era febril, la miel corría del panal  e iba avanzando en el suelo hasta nuestros pies. La cosecha de ese año parecía que iba a ser record, y con el precio que tenía internacionalmente; podríamos cumplir nuestros sueños.
El haber sembrado Melilotus y Alfalfa en las hectáreas que teníamos alrededor de la casa había dado sus frutos. Podríamos viajar a Italia, al lugar de donde vinieron nuestros abuelos en la región del Udine y comprobar personalmente los paisajes de los que tanto me había hablado el abuelo, si a la presidente, no se le ocurre ponernos retenciones
Cuando me levanté esa madrugada, para ir al galpón a preparar las centrifugadoras y empezar a trabajar en los panales; dirigí una mirada a los colmenares y me pareció ver algo extraño.
Fui hasta  ellos  y pude comprobar que de cada hilera, faltaban algunos.  Alcance a contar un faltante de cincuenta colmenas, se habían llevado hasta las bases los malditos.
Ya me había advertido uno de los vecinos, don Prevenido Fernández, que  andaban robando por los campos.
Entré corriendo en la casa y le comenté a mi esposa la desgracia que nos había pasado. Saqué la chata del galpón y fui  a la comisaría del pueblo para hacer la denuncia.
Me llevaron poco el apunte, porque estaban muy preocupados en un caso de homicidio múltiple que se había presentado esa mañana en  cercanías el pueblo.
En el camino de acceso, muy cerca de la ruta principal, habían aparecido al lado de una camioneta,los cadáveres de ocho personas,  entre veintitrés y cuarenta y seis años  con deformantes cicatrices en sus caras y manos. Un poco más adelante un semi remolque, donde se encontraron mas de cincuenta colmenas con sus tapas sacadas, otras seis personas jóvenes; con las mismas características deformantes.
Cuando Logré que me hicieran caso en la comisaría, al tomar conocimiento de los hechos, dije que podían ser las colmenas  que me fueron  sustraídas la noche anterior.
Los  investigadores, que habían venido de la ciudad de Córdoba y  Villa María, comentaban que no hubo ninguna comunicación sobre los ataques de abejas africanas. Salvo los problemas con las retenciones; ninguna otra cosa había conmovido al pueblo.
Si bien mi vecino Prevenido Fernández, me había advertido que tuviera cuidado de que no se me fueran a mezclar mis enjambres con esa variedad, porque si bien son grandes productoras; son feroces cuando alguien las perturba.

LAZARO