El trabajo de las abejas era febril,
la miel corría del panal e iba avanzando
en el suelo hasta nuestros pies. La cosecha de ese año parecía que iba a ser
record, y con el precio que tenía internacionalmente; podríamos cumplir
nuestros sueños.
El haber sembrado Melilotus y
Alfalfa en las hectáreas que teníamos alrededor de la casa había dado sus
frutos. Podríamos viajar a Italia, al lugar de donde vinieron nuestros abuelos
en la región del Udine y comprobar personalmente los paisajes de los que tanto
me había hablado el abuelo, si a la presidente, no se le ocurre ponernos
retenciones
Cuando me levanté esa madrugada,
para ir al galpón a preparar las centrifugadoras y empezar a trabajar en los
panales; dirigí una mirada a los colmenares y me pareció ver algo extraño.
Fui hasta ellos
y pude comprobar que de cada hilera, faltaban algunos. Alcance a contar un faltante de cincuenta
colmenas, se habían llevado hasta las bases los malditos.
Ya me había advertido uno de los
vecinos, don Prevenido Fernández, que
andaban robando por los campos.
Entré corriendo en la casa y le
comenté a mi esposa la desgracia que nos había pasado. Saqué la chata del
galpón y fui a la comisaría del pueblo
para hacer la denuncia.
Me llevaron poco el apunte, porque
estaban muy preocupados en un caso de homicidio múltiple que se había
presentado esa mañana en cercanías el
pueblo.
En el camino de acceso, muy cerca de
la ruta principal, habían aparecido al lado de una camioneta,los cadáveres de
ocho personas, entre veintitrés y
cuarenta y seis años con deformantes
cicatrices en sus caras y manos. Un poco más adelante un semi remolque, donde
se encontraron mas de cincuenta colmenas con sus tapas sacadas, otras seis
personas jóvenes; con las mismas características deformantes.
Cuando Logré que me hicieran caso en
la comisaría, al tomar conocimiento de los hechos, dije que podían ser las
colmenas que me fueron sustraídas la noche anterior.
Los
investigadores, que habían venido de la ciudad de Córdoba y Villa María, comentaban que no hubo ninguna
comunicación sobre los ataques de abejas africanas. Salvo los problemas con las
retenciones; ninguna otra cosa había conmovido al pueblo.
Si bien mi vecino Prevenido
Fernández, me había advertido que tuviera cuidado de que no se me fueran a
mezclar mis enjambres con esa variedad, porque si bien son grandes productoras;
son feroces cuando alguien las perturba.
LAZARO
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