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BIENVENIDA A LOS LECTORES

En este blog encontraran los esfuerzos literarios de un grupo de amigos reunidos por su amor a la escritura que buscan difundir a todo el mundo los recovecos de su alma plasmados con la impronta dejada en estas letras

23/9/11

SIN PALABRAS


un tren a horario

En ese túnel, solo descubro una sombra…De dos personas que acariciaban mutuamente sus cuerpos con un frenesí inusitado, despertando cada  caricia  un temblor de gozo en el otro, a la vez que èl miraba su llamativo reloj pulsera. Como un morboso fisgón disfruto de la escena, que tan gratuitamente se me brindaba. No entiendo el porqué no se dicen ni una palabra, solo se acarician y restregan sus cuerpos entre sí, sin emitir sonido alguno, pero   en mi perversa imaginación estaba pergeñado el final. 
De pronto, sentí un agudo y penetrante silbato, que me hizo   rápidamente dar un paso al costado y girar mi cabeza hacia las vías. Apareció en ese momento un enorme tren con pitadas breves y profundas: al tomar conciencia de ello, a gritos trato de advertir a la pareja, sobre  su proximidad; sin recibir  respuesta alguna. En vano traté de detener el tren agitando mis brazos, ya  que  venía  a toda velocidad se dirigía hacia ellos. Salté fuera del túnel y pude  ver cómo  ingresaba al túnel,  dando profundas y reiteradas pitadas; imaginé lo peor. Después que pasó, seguí por detrás con la idea de ver un desparramo de cuerpos mutilados, pero cuál fue mi sorpresa, no encuentro nada, como si no hubiera habido  nadie en dicho lugar.
Comienzo  a seguir las vías hasta el pueblo cercano.  Cruzo de la estación hasta la plaza y llego a un gran bar en  una esquina. Me  acerqué  a la barra y  comenté  la experiencia al encargado, recibiendo por toda respuesta,  que no me hiciera problema, porque que eran Cacho y Tita, una pareja de sordomudos,  que están convencidos que el túnel,  es el único lugar donde pueden hacer el amor fuera de la vista de perversos espìas.

LÀZARO

10/9/11

TODO AL AIRE

paseo en Carlos Paz

Desde el globo, se veía la ciudad  que gozábamos en  el esplendor del verano. El paisaje  se nos ofrecía  majestuoso, con el lago en toda su extensión, enmarcado por las sierras. Hasta la torre del complejo El Pato, una de las estafas al banco de Córdoba mejor pergeñadas, me parecía imponente. Habíamos contratado el viaje con un matrimonio de jubilados,  a los que se  acopló una pulposa turista francesa, que subió para practicar con nosotros su castellano. Yo, que llevaba los prismáticos, comentaba con mis compañeros los distintos puntos que se podían observar 
En determinado momento, la turista francesa se apoyó  en la barquilla y al retirarse asustada, por sentir una astilla sobre el pecho, dejó enganchada la blusa. Su dotada anatomía  era acariciada por la suave brisa que arrastraba el globo, mientras con desesperados ademanes trataba de cubrirse con un pañuelito que tenía en el cuello.
 Al acercarme a  la baranda para que no se sintiera molesta,  dado al reducido espacio del lugar, me apoyé sobre el borde y la hebilla a presión de mi cinturón se aflojó. El vaquero de corderoy cayó arrastrando en su viaje hacia los tobillos. Los calzoncillos, que tenían flojo el elástico  dejaron mis nalgas completamente a merced de la brisa en las alturas. La pareja de jubilados no podía creer el espectáculo del cual estaban participando  y abrazándose desviaron su mirada a las estribaciones de las sierras grandes. El momento más trágico fue, cuando con los prismáticos en una mano procuraba levantarme los vaqueros con la otra. 
El conductor del globo cerró el gas, e inmediatamente comenzamos a descender en la costanera de Carlos Paz. Luego se comunicó con los de la pista, para que nos fueran a buscar al puente.
Después que la turista francesa emitiera profundos suspiros guturales acomodándose la blusa, y yo pusiera mis prendas en el lugar debido, descendimos de la barquilla para dirigirnos  a la camioneta que nos regresaría al hotel.
Los cuatro, compartimos la mesa del almuerzo. Con el ánimo más distendido, dirigiéndome a los jubilados, humildemente les pedí perdón por los momentos vividos causa del accidente . La señora, mirándome con ternura, me dijo: “Me pareció tan insólito,  soy yo quien le debo pedir perdón, ya que no atiné a ayudarlo con los prismáticos en esos momentos tan difíciles”.
La turista francesa me miró  extrañada, diciendo en perfecto castellano: “la verdad  que debido al percance  con la blusa, no me di cuenta de su problema con los prismáticos y levantando su copa, propuso un brindis por los maravillosos paisajes que habíamos contemplado.

LAZARO

7/9/11

CON PESIMA MEMORIA

no hay que apurar el trago
Me encontrè con los amigos de siempre en el bar del Monchi, frente a casa, para festejar el día del amigo.
Ese día estaba feliz, por  encontrarnos a disfrutar, algo tan caro a nuestros sentimientos, por haber sido compañeros de la escuela y de nuestras travesuras de la escuela primaria y de las audacias del secundario.
Ese día decidí que eran mis invitados y  me haría cargo del consumo en el coqueto bar del  vecino. Después que despedí a mis amigos quedé solo, cavilando sobre esa juventud tan alegre que pasé con ellos.
Como a la una de la mañana, se acercó el mozo con la remanida frase:”tengo que entregar la caja, ¿me podrá abonar ahora?,le entreguè el importe de la consumisiòn y como  quedaba   medio vaso de wisky, lo apuré en un solo trago.
Cuando quise ponerme de piè perdi completmentela estabilidad y me fuì de bruses, con  mi rostro contra el piso. Inmediatamente pensé, no se puede tomar de golpe medio vaso de wisky, Me habían previsto, puede hacerte mal y marearte inmediatamente,. Al ser tan tarde, no querìa que mi señora reaccionara como siempre , con un escándalo e improperios que creo no merecer.
Me apoyè sobre los codos, me arrastré hasta la puerta del negocio y me tomè del picaporte , una vez parado, salí al exterior para cruzar la calle rumbo  a mi casa, no hice ni dos pasos y otra vez al piso. Volvieron a retumbar esas palabras de “nunca tomes un vaso con whisky de golpe porque hace mal”.Volví a arrastrarme hasta la puerta de casa y prenderme del picaporte, al ingresar volvì a perder el equilibrio y otra vez al piso.,Como no querìa que mi mujer  despertara, me arrastrè hasta el borde de la cama: me incorporé y  recosté lo más suave que pude.
Al otro dìa, mi esposa me despertó a los gritos reprochándome:”otra vez chupando con tus amigos en el bar del frente” a lo que respndì “:Te lo juro amorcito, no probé ni una gota de alcohol,¿Por qué me dices eso?.Ella furiosa me contestò:”Porque hablaron del bar de Monchi, avisando que te habías dejado la silla de ruedas,idiota”
LAZARO